MI SEGUNDA PRIMERA VEZ
Parte 1

No tardó demasiado en decirme: Vamos.
A veces lo pienso: el tiempo que tardamos en tomar lo que aparentemente son decisiones trascendentales, mientras que otras que surgen de la nada, pueden cambiarte la vida.
Asà fue cómo comenzó todo esto, como un juego. Como algo ajeno a nosotros que acabó volviéndose muy personal. Al menos para mÃ.
Somos liberales
Una de las cosas que más me gusta de mi profesión es que constantemente me está obligando a replantearte las cosas qué de otra manera darÃa por sentadas.
Aquel dÃa tenÃa un paciente nuevo. En este caso, eran dos: una pareja de unos 40 años. No recuerdo con exactitud que edad tenÃan cada uno. Esto ocurrió hace aproximadamente tres años. AcudÃan a terapia de pareja por que sentÃan qué, literalmente, habÃa mucha mierda acumulada.
Unos años atrás ella le habÃa pillado a él una serie de continuadas infidelidades. Él, que no pudo negar la evidencia, se las reconoció. Fue por fin sincero del todo y le explicó que no podÃa serle fiel. Fue entonces cuando le propuso abrir la relación.
Ella me dijo en una ocasión: TenÃa dos opciones: dejar a mi marido o intentarlo. Yo sé que él me quiere, asà que me decanté por la segunda.
Asà es como progresivamente se fueron adentrando en el mundo swinger y comenzaron a frecuentar ambientes liberales. Aún recuerdo, cuando me dijeron que eran swinger: ¿swin…qué? Pensé.

No tenÃa ni idea de que era aquello que llamaban ser swinger, pero dado el rol que ocupaba alló, traté de no parecer muy cateto y adopté una actitud inexpresiva.
No tenÃa ni idea de que era aquello que llamaban ser swinger, pero dado el rol que ocupaba alló, traté de no parecer muy cateto y adopté una actitud inexpresiva.
Según avanzaba la sesión, pude ir encajando algunas piezas, y sin llegar a una comprensión profunda del asunto, entendà que aquella pareja frecuentaba locales de intercambio donde experimentaban con otras personas o parejas.
Una de las cosas que más llamó mi atención, es el código que habÃan construido. conjuntamente.
Me explico: solemos pensar que una relación liberal es una forma de acabar con el contrato social por el cual somos “fieles”. Sin embargo, estoy seguro que su contrato social era mucho mayor que el de cualquiera pareja monógama. Por ejemplo: Una de sus normas consistÃa en que todo lo que hiciesen, tenÃan que hacerlo juntos.
Juntos no querÃa decir necesariamente compartiendo espacio fÃsico, si no en conjunción. Es decir, podÃan tener relaciones sexuales en habitáculos diferentes con otras personas, pero debÃa estar ocurriendo a la vez.
Algo que me emocionó profundamente de ellos, es que habÃan sido capaces de dar un salto lateral. Normalmente, cuando pensamos en los tipos de relaciones que existen, sólo encontramos dos puertas: abierta o cerrada. Cómo si sólo pudiéramos abrir nuestro hogar de par en par y que entre cualquiera, o por el contrario cerrarnos en él a cal y canto. para protegerlo.
Ellos se habÃan hecho a un lado de todo esto, de cómo se supone que tiene que ser una relación abierta o cerrada, y habÃan construido sus propias normas, las que les funcionaban a ellos.
Algo que también me sorprendió, fue que ella tuviera tan claro que su marido le querÃa pese a serle infiel. Yo opinaba exactamente igual, se veÃa que él la adoraba. Quizás lo que le dolÃa tanto y no podÃa acabar de olvidar, era que el hubiese estado tanto tiempo tomándola por tonta.
Ella pensaba que la inmersión en el mundo liberal le ayudarÃa con el perdón, pero no fue asÃ. A ella ya no le molestaba verle con otras mujeres, pero no podÃa olvidar la traición. Y por eso acudÃan a consulta, entre otras cosas.
Cuando algo te hace click
Aquel dÃa, cuando acabé todas mis sesiones e iba de camino a casa, sentÃa una energÃa especial. En su dÃa, me dije a mà mismo que era curiosidad, que para mÃ, como profesional, este caso era un reto. Y aunque no dudo que asà lo sintiera, ahora creo que no fue sólo por eso. Creo que una parte mÃa descubrió una ventana hacia algo qué, sin conocer, habÃa deseado siempre.
Se lo conté a ella. Y sé lo que puedes pensar, que hacerlo era una propuesta encubierta. Yo en su dÃa no lo sentà que mi intención fuero movernos hacia allÃ, pero quién sabe. Aquella pareja habÃa atrapado mi atención con su caso y querÃa compartirlo con ella, supongo que también, ver su reacción.
Recuerdo la expresión de sus ojos cuando se lo conté: las pupilas dilatas y una mirada que solo podÃa atender a lo que le estaba contando. Cuando acabé mi relato, me dijo: “vamos”.
Mi primera reacción fue pensar “qué dices, eso no es para mÔ. El tema se quedó ahÃ, pero de vez en cuando volvÃa a salir y ponerse sobre la mesa. Yo seguÃa concebiendo aquel mundo como un lugar sórdido para nosotros. Me generaba entre rechazo y vergüenza.

Es algo en lo que he pensado mucho y que me cuesta poner en palabras, el porqué sentÃa eso. Creo que tiene que ver con el esquema fundamental que recibimos desde pequeños, el cual equipara la sexualidad con algo sucio. Sà deseas salirte de la norma (el misionero y un poco de sexo oral) o tener experiencias sexuales diferentes, eres un perturbado. Y no te quiero decir nada, como encima seas mujer.
Por suerte, he conseguido salirme de ahà y valorar el sexo como lo que es, un acto de infinita naturalidad y creatividad. Donde el único lÃmite moral, es el que viene impuesto por el respeto hacia los demás.
Creo que muchas personas sienten una curiosidad real por este tipo de lugares, sin embargo, suponen un choque para la propia identidad Además, nos genera cierta incertidumbre pensar que nos vamos a encontrar allÃ, pensar en desnudarnos en público…en general, no tener el control de la situación. Preferimos hacerlo en la intimidad de un cuarto, con alguien de confianza.
¿Pero quién dijo que el sexo en un local liberal no es Ãntimo? Yo he llegado a olvidarme de donde estaba, de lo conectado que me encontraba con una persona. Creo que esa es la verdadera intimidad, olvidarte junto a alguien de todo lo que ocurre ahà fuera. No hacen falta paredes que lo certifiquen.
No me mal interpretes, creo que cada persona debe conocer sus lÃmites y respetárselos. Aunque también te digo, estoy seguro que aún no eres consciente de hasta donde llegan los tuyos.
En lo personal: participar en este mundo me ha ayudado a abrazar mi vulnerabilidad. A no esconderme y a sentirme un poquito más libre siendo como soy y teniendo el cuerpo que tengo. Y eso me pone más seguramente, que todo el sexo que pueda tener allÃ.
Continuando con la historia:
Ella lo veÃa como un juego. Me gustarÃa hablarte de ella para que lo entendieras mejor, pero ni debo ni quiero hacerlo en el fondo. Te podrÃa decir que por respeto hacia su intimidad y aunque eso me parece importante, realmente es porque soy un amante de los secretos.
Estoy seguro que vi con en ellas que nadie más ha visto y quiero que siga siendo asÃ. Eso es con lo que me quedo.
Para ella, todo esto, como te acabo de decir, era un juego. Un juego donde irÃamos, nos reirÃamos de lo que viésemos y tendrÃamos una anécdota más que contar. Para mÃ, no sé que era. Me provocaba nervios. Le daba largas para ir, y eso hacÃa que ella insistiese más. Creo que ella tenÃa mas interés en inquietarme y sacarme de mi zona de confort, que en conocer el ambiente.
Lo fuimos olvidando y poco a poco dejamos de hablar sobre ello. Yo ya habÃa dado el alta a mis pacientes y no pensaba más en aquello.
Un dÃa de repente, ella me preguntó ¿por qué no vamos este viernes? y sin pensarlo mucho, dije que sÃ. Toda emoción que pudiese haber sentido antes se habÃa ido, y me daba igual.
Estábamos cenando en su casa y ella aún no se habÃa preparado para salir. Me acerqué al baño y vi la puerta de su cuarto entreabierta. No me preguntes la razón ni qué esperaba encontrar, pero entré.
Me considero una persona muy poco invasora del espacio personal, pero tuve un pálpito de no sé muy bien qué. Al entrar, vi en su cama tres conjuntos de lencerÃa, bien planchados y colocados en serie.
Entonces me la imaginé en la soledad de su cuarto, explorando posibles conjuntos para aquella noche. Sin contárselo a nadie, disfrutando de su secreto frente al espejo.
Entonces tuve la primera erección de la noche.
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