
Viaje desafortunado
Parte 3
Recordaba esa noche:
TenÃa a Angie montada sobre mÃ, moviendo las caderas con intensidad, al otro lado mi amigo enculaba a Gaby, y esta tenÃa su rostro casi sobre mÃ, alcance uno de sus pechos y lo acaricie, el otro está firmemente agarrado mientras la cogÃan. Cuando me sentà ir, le dije a Angie y ella se movió con más energÃa, trate de aguantar cuanto más, pero me corrÃ, ella se estremeció también y dio un gran pujido al correrse; seguimos moviéndonos, ella aun en clÃmax y yo esforzándome en seguirle el ritmo, hasta que ella misma se cansó y se hizo a un lado y quedo de espaldas a mi lado, viendo la cara de Gaby, las dos se rieron y Angie estiró la mano para agarrarle uno de los pechos a Gaby, miraba eso cuando sentà que me tocaban entre las piernas, al mirar hacia abajo Marisol se acomodaba sobre mÃ, con su cuerpo desnudo, sin señas de actividad tal como las otras dos, es decir, Angie estaba sudando, el cabello revuelto, la cara, los pechos y las nalgas rojas, casi igual a Gaby, que seguÃa jadeando siendo enculada; pero Marisol apenas se habÃa unido a la fiesta, no habÃa sido la mejor cacerÃa de PC y ahora la tenÃa asomándose sobre mÃ, quitándome el condón que habÃa usado con Angie, recogiendo mi leche con sus manos, lo rego sobre mi verga y comenzó a frotarme con sus manos, luego se inclinó y sus labios fueron bajando alrededor de la punta. Me comenzó frotando las piernas y su boca dando tÃmidas probadas de mi verga, luego su mano explorando mis bolas y comenzó a ponérmela dura otra vez, ella daba amorosas probadas en mi tallo, que se engrosaba nuevamente con sus atenciones.
Angie se vino sobre mi rostro con sus pechos, comencé a chuparlos, tenÃa unos pezones deliciosamente redondos y sensibles, también me acariciaba el pecho y creo que le recogÃa el cabello a Marisol, que se le venÃa encima del rostro. Era delicioso probar sus pezones duros y bien parados, ella jadeo con fuerza, sus pechos presionaban contra mi rostro casi sin dejarme espacio para respirar, estire la mano para levantar uno y tener aire, ella se rio, mostrando su gran sonrisa cuando le apreté la teta y luego que le agarre con fuerza la nalga. Marisol agarro mi mano y la llevo a que le frotara su coño, cruzo la mirada conmigo y se puso en posición con su boca sobre mi verga, se acomodó levantando las nalgas.
Angie se levantó, cuando Marisol comenzó a chuparme, cosa que aprovecho PC, quien ya se habÃa corrido dentro de Gaby, para acercarse al culo en alto de Marisol y comenzar a chuparle y lamerle, esto hizo que Marisol gimiera y comenzara a moverse y chuparme con fuerza, mire hacia un lado y ahora Angie le comÃa el coño a Gaby, quien se recuperaba de la montada que le dio PC. Ahora era Marisol la que tenÃa dos palos para ella, chupándome a mà y esperando que PC, se la jalaba para ponerse duro otra vez para metérsela.
Ese recuerdo me mantenÃa con la verga dura cada vez que cerraba los ojos y pensaba en ello, habÃa pasado una semana y vi en el whatsapp de mi amigo sus imágenes paseando por el mar, igual en el de Gaby. Las chicas me habÃan enviado la información que les pedÃ, según les explique, les dije que harÃa mi informe, que me acompañaran la semana siguiente, pero categóricamente Angie me dijo que no podÃa, que esperarÃa su recomendación de la empresa y la notificación del bono prometido.
Un viernes, de la semana antes de viajar a entregar el estudio final para la empresa de PC, tocaron a mi puerta y al abrir, la figura de Angie apareció, venia en un vestido azul de una pieza, con un cinturón marcando la cintura, botines rojos de tacón alto, el cabello negro recogido en una cola alta y apenas un collar de cuentas rojas alrededor del cuello; ella se giro hacia mà solo cuando se apoyó detrás de un sofá y tiro su bolso al suelo.
Y no pude más que lanzarme sobre ella, la tome de la cintura y la fui llevando hacia la barra del desayunador.
Le comencé a besar los hombros y deslizar los tirantes del vestido, le gustaba como la tocaba porque ladeaba la cabeza para ofrecerme su cuello y que pudiera ver hacia su escote, sus pechos me fascinaban, si tenÃan el normal maltrato del tiempo, pero su piel clara, era preciosa, aunque ya habÃan amamantado, no dejaban de ser unos pechos atractivos, deseables y tentadores.
-Los quiere chupar?
Que más decir que claro que los deseo chupar, se desabotono la blusa y la dejo caer por sus hombros, ahora solo su sostén retenÃa sus pechos, me senté en el sofá mientras los observaba bien la tome por la cintura y la atraje, metà la cara entre los pechos, sentir su calor, ella tenÃa una sonrisa de oreja a oreja enseñando los dientes, llevo sus manos a los hombros y comenzó a deslizar los tirantes, yo pasaba las manos bajo su falda, frotando sus muslos carnosos y subiendo hacia sus caderas. Los tirantes resbalaron por sus hombros y llevo una mano hacia mi cara, paso los dedos por mi rostro, yo le bese la palma y chupe el pulgar que me ofreció a la boca.
Entonces dejo caer el sostén y tuve nuevamente sus pechos libres frente a mÃ, fui directo a un pezón a chuparlo y hundir la cara en la carne cálida y suave, aguantar a quedarme sin aire con el rostro pegado y el parado pezón en mi boca, ella dio un gran suspiro y se le escapo una risa de deleite, yo seguà explorando con las manos bajo la falda, apretando sus nalgas. Jale sus nalgas hacia mà y dio un pequeño chillido cuando perdió el equilibrio y me cayó encima, con el peso de sus pechos asfixiándome con su frondosidad, tome aire en cuanto pude y volvà a ocultar la cara entre sus pechos. Se fue acomodando y se apoyó en sus brazos para darme más espacio para respirar, fui subiendo su falda, dejando sus nalgas al aire; entre sus pechos podÃa ver hacia su ombligo, me acarició la cabeza y acerco su cara a la mÃa para comernos la boca. Saboreaba sus pezones grandes y marcados.
Estaba ya bien duro y no me di cuenta en cuanto ya me habÃa bajado los pantalones y mi verga, ya le rozaba las nalgas, sus pezones en mi boca y su cuerpo encima de mÃ.
-que rico se le para
Me encanta como se le suelta la lengua, su tono ligeramente grave y ocasionales agudos en una voz melosa era un buen acompañante a sus movimientos de cadera acomodándome la verga entre sus nalgas
-mmm, como me pone!
Cuando ya la punta atravesaba entre sus labios mojados, se puso de espaldas a mÃ, quitándose por fin la falda, dejándome ver sus nalgas redondas, su pantaleta era de color oscuro, no era de las provocativas, pero eso que importaba, si tenÃa a disposición todo su cuerpo, ella volteo a verme y me hizo señas con la mano de que me acercara, me pegue a ella, y agarre su cintura, le bese el cuello y ella paso sus manos por mi espalda, buscando hacia abajo metiendo las manos bajo mi bóxer. Me apretó las nalgas con las uñas y yo pellizque con fuerza sus pezones.
-Deme por ahÃ!- me susurro alzando la cabeza con los ojos cerrados y el cuerpo vibrante.
Me fui directo, alcance un condón de mi mesa y me lo puse rápido, comencé a frotarle en su ano, le di una lamida alrededor lo que la hizo estremecer y se la puse directamente ahÃ, comencé a presionar y presionar para abrirme paso, ella gimió, pensé que le dolÃa, pero más bien extendió sus brazos hacia atrás quedando recostada sobre su cara, con los pechos aplastándose contra la cama y la boca gimiendo; con sus manos me trataba de agarrar de los costados.
-Dele, dele! Quiero que me la meta!
Entonces me fui con más fuerza, sentÃa la resistencia a entrar, pero poco a poco se hacÃa más fácil, ella no dejaba de gemir, su cara ahora estaba roja, su espalda cubierta de sudor brillaba, al igual que sus preciosas nalgas también rojas de tanta palmada, yo las jalaba para abrirla más y ella también las jalaba. Sentà como apretaba sobre mi verga, aun con ella agarrándose las nalgas para hacerme espacio, el roce ya me irritaba la verga, pero también ya estaba por correrme, me estremecà y solté un chorro, mi verga se templó y lo sintió en las paredes de su ano, como vibro al momento de correrme, ella se alzó en sus brazos y arqueo la espalda, el cabello húmedo se le pegaba en la cara, sus pechos se bamboleaban libres y pesados, nos desplomamos en la cama, pegados cuerpo a cuerpo, aun sentÃa el palpitar en mi verga y ella seguÃa jadeante y frotándose entre las nalgas con la mano, se dio vuelta y nos besamos, me entretuve nuevamente con sus pechos, tan deliciosos melones de pezón oscuro, nos quedamos dormidos.
Sonó mi teléfono, me desperté desnudo y sintiendo sed, no estaba a oscuras porque la lámpara de noche estaba encendida, mire alrededor y ahà seguÃa una mujer de cuerpo exuberante, desnuda, con el cabello revuelto y pegado a la cara, con los senos a la vista y durmiendo de lado, con las nalgas descubiertas y nuevamente en su color natural, recuerdo que en la noche mantenÃan un tono rosado intenso, de tanto roce de cuerpos, solo acordarme sentà el calor en el cuerpo nuevamente; le tendà una sábana encima, me puse un bóxer y me dirigà a la cocina.
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