
Siempre me he querido follar a tu esposa
Solo las cuatro parejas. Nadie se puede ver por fuera de la ocasión. Es decir, nada de citas entre nadie. Las chicas deciden. Se puede llevar drogas y alcohol. Prohibido tomar fotos, video o audio. Un dÃa en una borrachera nos sinceramos.
-Yo me hago la paja pensando en tu esposa -Dijo uno.
-Siempre le miro las tetas a tu esposa cuando nos reunimos -Dijo otro.
-Una vez me llevé una servilleta en la que tu esposa dejó labial y me masturbé con ella, aun la tengo.
-¿Qué tal si hacemos una orgÃa?
Pues bien, cada uno empezó a gestionar con su respectiva mujer la posibilidad de aquello. Fueron varios meses de proceso y actualizaciones. Las probabilidades eran bajas pero estábamos dispuestos a intentarlo.
-Mia dice que definitivamente no… que nunca -Dijo Fer.
-Vane dice que sÃ… pero pide algo a cambio
-Ceci no está convencida… cuando follamos dice que sÃ, pero luego no define
Llegamos a concluir que las chicas aceptarÃan con un estÃmulo económico. Definimos entre todos cuánto podÃamos llegar a aportar cada uno para hacer una propuesta firme. Yo llegué esa noche ebrio y excitado a donde mi esposa. Me la empecé a follar de misionero y le dije.
-500 dólares
-¿500 dólares de qué? - Me respondió.
-Les damos 500 dólares a cada una por participar en la orgÃa
-¿Y qué hay que hacer?
-Lo que se hace en una orgia amor… follar con todos
-¿De verdad quieres que me folle a tus amigos?
-Sino quieres no
-Pues… me parece divertido, pero no sé
A la siguiente reunión de chicos la cosa habÃa cuajado un poco.
-Mia dice que sÃ… que cuando
-Vane accedió por los 500
-Ceci quiere, aún tiene dudas pero creo que se logrará
MartÃn y Mia, George Vanessa, Bruno y Tatiana y yo, Cristian y mi esposa Ceci. Sábado, 6 botellas de whisky, 4 bolsas de cocaÃna, varias pastillas de éxtasis, un par de LSD. Alquilamos un pent-house de un hotel. Las chicas vistieron sus ropas más cortas, todas parecÃan putas. Empezamos a beber. Al principio todos estábamos junto a nuestras parejas pero conforme avanzó la noche cada quien fue buscando lo que le atraÃa.
Ceci, mi esposa. Bajita, caderona, tetona, de culo grande, tipo latina.
Mia, la esposa de Martin, la más bella, era modelo, cuerpo armonioso, piel blanca, cabello castaño hasta los hombros.
Vane, la esposa de George, mujer negra, curvilÃnea.
Tatiana, la esposa de Bruno, rubia, ojos azules, no muy voluptuosa, pero bella.
Metà un par de lÃneas y me acerqué a Vanessa. Puse mi mano sobre su pierna y empezamos a hablar.
-¿Que loco esto verdad? - le dije.
-siii… pero rico
-Siempre me has parecido exótica
-¿Porque soy negra?
-sÃ… por eso… siempre he imaginado follando contigo en una playa
-jajaja ¿y te has hecho la paja?
-sÃ
-Muéstrame
-Pero me tienes que mostrar algo tú
-¿Qué quieres que te muestre?
-las tetas
Vane se quitó la blusa y el corpiño y me mostró las tetas. Yo me abrà la bragueta y me saqué la verga.
-¿y en qué piensas cuando te pajeas por mi?
-No sé, te imagino en cuatro
-¿En cuatro?
-Siii
-¿Quieres que me ponga en cuatro?
-¿Lo harÃas?
Vanessa se puso en cuatro y me puso en la cara un culo firme. Al espabilarme y ver a mi alrededor la mayorÃa miraba hacia mi y Vanessa sonrientes. Los únicos que no miraban eran Martin y Ceci. Para entonces ya estaban adelantados en una esquina alejada. Mi esposa le mamaba el falo a mi amigo. Él le sujetaba la cabeza y lo hundÃa tanto como podÃa.
Vanessa llevaba un jean. Hice un esfuerzo para quitárselo y dejar su culo negro al aire adornado por un hilo blanco pequeñito. Me puse de pie, direccioné el cuerpo de Vanessa y le corrà la tanga blanca para posar mi verga allà y penetrarla. Fue como el disparo de partida. A partir de ese momento todo el mundo empezó a follar.
-Siempre habÃa querido follarme ese culo negro -Escuché a Martin detrás de mÃ.
Ya yo llevaba un rato sobre Vanessa asà que le cedà a la chica y fui a buscar que más habÃa.
Me encontré a Tatiana tomando algo de coca, solo llevaba una panty roja. Sus ojos estaban desorbitados.
-¿Qué has tomado? -Le dije.
-Un poco de todo jejeje -Me dijo abrazándome un poco ida.
-¿Quieres follar conmigo?
-Me encantarÃa. Follame y que tu esposa nos vea jajaja -dijo estampando un beso.
Me senté en un sillón y ella se subió sobre mÃ. Se corrió su tanga y se sentó sobre mi verga. Los ojos azules de Tati con una pupila enorme se incrustaron en los mÃos y sentà cada milÃmetro de sus carnes rozando contra mi pene tieso.
Alcé mi mirada y pude ver a Mia sola. Giré y encontré que George y Bruno se follaban a mi esposa, uno por la boca, otro por el coño, y tuve una idea. Me levanté.
-Hay un hueco libre -Dije acercándome.
Todos en la sala se acercaron.
-Jajaja mi amor… ¿qué vas a hacer? -me dijo Ceci.
-Vas a ser la estrella de la noche
Bruno se sentó en el sillón, Ceci se puso sobre él y se tragó su verga por el coño. George se acomodó junto a la cara de Ceci y le posó la verga en los labios, ella abrió la boca y se la tragó. Yo me puse de pie detrás y me dispuse a metérsela por el culo.
-¡Espera! Trae el lubricante, está arriba, en el closet
-¡Yo voy! -gritó Tatiana.
Pronto estuvo de vuelta con el tarro y metió sus dedos para sacar una cantidad considerable que procedió a esparcirla por mi verga. Nos follamos a mi esposa.
-Ufff wow! Que deliii aaaah cia -gritaba.
Se me ocurrió que todas deberÃan hacer lo mismo. Ellas estuvieron de acuerdo.
Una por una pasó por la zona de las tres vergas y fue penetrada. La que más lo gozó fue Tati definitivamente.
-¡Diiiooos! Que delicia!!! Quierooo sieeempre!!! -gritaba.
Llegó el turno de Mia. Estaba algo apática.
-¿No quieres?
-No lo sé… es que
-Súbete ya perra… -le dije.
Se subió.
Pasado el rato nos relajamos, el afán sexual menguó un poco. Ceci y yo nos sentamos desnudos en la sala.
-¿Cómo la estás pasando? -Me preguntó.
-Muy bien, está muy divertido ¿y tú?
-También, está muy rico
-¿Qué te ha gustado?
-Diooos, no sé por qué pero la verga de George me entra tremenda
-Jajaja ve por más
-Ahora… ¿Y tú?
-Tati…
-¿Qué te gusta?
-Es rubia
-Jajaja, tu sueño americano, ven
Ceci me tomó de la mano y me llevó a un sillón donde estaba Tati chateando en su teléfono.
-Mi esposo dice que lo que más le gusta de todo esto eres tú -dijo Ceci.
-¿De verdad?¿ Yo? ¿Por qué?
-Porque eres rubia y ojiclara
-¿y qué quieren que haga?
Me senté en el sillón y Ceci y Tati se arrodillaron frente a mi para mamármela. Sus lenguas se rozaban mientras lamÃan mi falo tieso. Pronto Bruno y Martin se sumaron, se acomodaron detrás de ellas y empezaron a darles en cuatro.
Cuando ya se hacÃa de madrugada Ceci me pidió que fuéramos a una de las camas a descansar un poco.
-Amor vamos a la cama un rato -Me dijo Ceci.
-Bueno vamos
-¿Puedo ir con ustedes? -Nos dijo Tati mientras dirigÃa su mirada a un extremo de la sala en donde estaba su esposo Bruno, mamándole la verga frenéticamente a Martin.
-Claro, ven -dijo Ceci.
Llegamos a la habitación. HabÃa un sillón y una cama.
-Yo quiero dormir cómoda, me pido el sillón -Dijo mi esposa sonriéndome. Fue directo y se acostó allÃ.
Me subà a la cama con Tati, nos besamos, agarré sus nalgas, sus tetas, metà mis dedos en su coño. Pronto la tuve en cuatro dándole en el borde de la cama.
Al otro dÃa, a eso de las 10 am todos empezamos a salir. Con resaca y cansancio, las parejas se armaron de nuevo y cada quien tomó su camino con la promesa de repetir.
Pasó lo probable. Algunas reglas se rompieron. EspecÃficamente la número 2 “Nadie se puede ver por fuera de la ocasión. Es decir, nada de citas entre nadie. Dos semanas después Tati llamó a Ceci, necesitaba hablar. Era viernes por la noche, oà y fui a abrir la puerta. Me encontré con aquella rubia divina y a pesar de que un par de lágrimas corrÃan por su rostro no pude evitar tener una erección recordando la vez de la orgÃa.
Imprevisiblemente la regla la habÃan roto dos hombres. Bruno, el esposo de Tati se estaba viendo con MartÃn. Durante la orgÃa tuvieron un encuentro homosexual y al parecer aquello caló hondo. Tati se sentó en nuestra sala.
-Vi unos mensajes… desde ese dÃa están saliendo -Dijo.
-¿Lo has enfrentado? -Preguntó Ceci.
-No, aún no. Pero hace dos dÃas lo seguà y confirme lo que está pasando… ¡Se volvió gay!
-Es algo radical, tal vez solo está experimentando algo nuevo -dije.
-No creo, no sé, se siente diferente
Llevaba tres whiskys ya y no podÃa evitar seguir las piernas blancas de Tati hasta la corta falda púrpura que llevaba. Mi esposa la consolaba. Les servà a ellas trago también. Bebimos y seguimos la charla.
-¿No soy suficiente? -Dijo Tati.
-No pienses eso, eres una gran mujer y eres increÃblemente bella ¿Verdad amor? -Dijo Ceci.
-Sà sÃ, claro Tati, eres… eres… divina -Dije, Ceci me lanzó una mirada de reclamo. Yo sonreÃ.
Les di más alcohol y pasaron las horas en esa tónica. Al rato todos estábamos ebrios. Me senté entre ellas.
-No te preocupes por eso Tati, sino se soluciona estoy seguro que encontrarás a alguien más. Eres una mujer inteligente y especial… y tienes tremendo culazo también -Dije.
-Oye!!! Estoy aquà -Dijo Ceci.
-La otra vez me divertà mucho con ustedes cuando nos fuimos para la cama, me sentà muy bien jejeje, son una pareja tremenda -Dijo Tati y ese halago le gustó a Ceci.
-Siempre puedes contar con nosotros. Te puedes quedar si quieres -Dijo Ceci.
Nos fundimos en un abrazo los tres. Estiré mi mano a la entrepierna de mi esposa. Su primera reacción fue de rechazo pero rápidamente cedió. Introduje mi mano debajo de su falda y corriendo su panty le metà los dedos. Cuando Ceci estuvo vencida lancé mi otra mano bajo la falda de Tati.
Nos desnudamos en la sala y les pedà que se pusieran en cuatro en el sofá. Me agaché frente a ese par de culos y, turnándolos, introduje mi lengua en ellos.
-Voy al baño -Dijo Tati.
En su ausencia me enfoqué en mi esposa. La penetré en cuatro.
-¿Puedo ahaaahh decirte ahg algo? -Me dijo entre gemidos.
-SÃ claro perra
-He estado hablando con George
Me detuve al instante.
-¿Y las reglas?
-Te estas follando a Tati frente a mÃ…¿Qué reglas?
-¿te has visto con él?
-No… pero quisiera. Te propongo algo… Déjame ir a ver ahora con George, me lo follo y vuelvo… y te queda la casa sola para hacer lo que quieras con Tati
-¿A que hora vuelves?
-A las 3 am como tarde.
AccedÃ. Ceci se vistió ahà mismo con lo que encontró, se puso el vestido de Tati. Pidió un Uber y tras darme un beso en la boca salió corriendo.
Segundos después Tati venÃa tambaleándose desde el baño.
-¿Estás bien? -Dije.
-Un poco ebria, todo me da vueltas, ¿dónde está Ceci?
-Salió. Tengo algo que te puede ayudar
Fui hasta un cajón y saqué una bolsita de coca.
-¿Quieres? -Le dije mostrándole la merca.
-Ufff sÃ, un poquito
Metimos unas lÃneas y empezamos a besarnos.
-Me gustas mucho -Me dijo.
-Y tú a mi
-¿Quiere metérmela por el culito?
-Ufff, ponte
Fuimos a la habitación principal y la subà a la cama en cuatro. Abrà sus nalgas blancas y lancé un escupitajo que falló su ano por milÃmetros, con los dedos acomodé el fluido para lubricar el hueco.
-Despacio papi -dijo.
La posé en su culo y empecé a empujar. No fue ni muy fácil ni muy difÃcil, con cuidadosos empujoncitos fue metiendo todo mi palo.
-¿Eres capaz de recibirla toda hasta la base? - Le dije.
-No sé papi, intentemos
Lo logramos entre quejidos. La saqué y metà despacio para acostumbrar su agujero. Pronto se empezó a deslizar suavemente.
-Ufff ¿te gusta? - Me dijo.
-Mucho mami… si tu novio no quiere este culo yo me ocupo
-No sé si Ceci esté de acuerdo con eso
-Ese es mi problema, no el tuyo
Me vine en su culo y me fui a bañar porque algo de suciedad quedó en mi palo. Al volver ella estaba acostada boca abajo y desde la ventana la luz azul de la luna iluminaba su figura.
Oà la puerta principal abrirse. 3 am, Ceci llegaba puntual. Entró al cuarto y me vio de pie y a Tati acostada.
-Es un idiota, no lo quiero volver a ver -Dijo.
-¿Qué pasó?
-No se le paró, todo se puso raro. Me dijo que querÃa pegarme, ¡es un loco! - dijo Ceci sentándose en la cama y quitándose los zapatos.
-Lo siento amor
-¿Y ustedes? ¿Cómo les fue?
-Tengo el culo lleno de leche -respondió Tati poniéndose de pie. Una gota de semen corrÃa pierna abajo.
-Yo quiero -Dijo Ceci.
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