
Mi esposa le entrego el culo a mi amigo
Preámbulo. He ido contando la historia de cómo compartà mi mujer con mi compadre en historias previas que les sugiero que lean si desean entender todo el contexto. En ésta ocasión les relataré los eventos que sucedieron inmediatamente después de mi relato anterior “Bañada de semen por Año Nuevo”
Me despedà de mi mujer dejándola a solas con mi amigo luego de haber compartido los tres juntos una increÃble dosis de sexo. Estaba dejando a mi mujer a solas con mi amigo en nuestro dormitorio, totalmente excitado, y con ganas de escuchar cómo se follaban a mi mujer desde el otro lado de la habitación. Me despedà de mi mujer dándole un apasionado beso con lengua y agarrando suavemente su vagina, a mi amigo le desee buen provecho, y que lo disfrute, y lo que respondió: asà lo haré.
En adelante me referiré a mi esposa y a mi amigo por sus nombres, se me hace más fácil relatar la historia asÃ.
Me fui una vez más al cuarto de mi hija, aprovechando que ella no estaba en casa. Procuraba dormir, mi verga estallaba con la idea de que Alex se follarÃa a Carla sabiendo que yo estaba ahÃ, y que mi esposa seguÃa ardiente de sexo, tanto para no haber puesto protesta alguna a mis extrañas peticiones. SentÃa que después de todo se lo debÃa, por haber accedido a mis demandas en éste juego que yo mismo ideé. Habré intentado tener los ojos cerrados por media hora, pero quizás cuando finalmente conciliaba el sueño, los gemidos de mi esposa y el sonido de las embestidas que Alex le daba me tenÃa todo despierto. Mi verga estaba erecta de visualizar en mi mente las imágenes de lo que estaba escuchando, ya lo habÃa visto, lo habÃa vivido, pero escucharlo hacÃa que mi imaginación juegue aún más, y esté duro como un fierro, excitado de escuchar como follaban a mi mujer, finalmente me corrà una buena paja, para ver si asà finalmente dormÃa, y caà dormido.
Desperté en la mañana, inmediatamente fui a la habitación, ambos yacÃan dormidos. Empecé a rozar suavemente los muslos de mi esposa, quien estaba desnuda, al igual que Alex. Subà lentamente con mi mano, solamente rozando los dedos, hasta llegar a su vagina, querÃa inspeccionarla. Estaba toda húmeda, babosa, denotando la buena corrida que seguramente le dio Alex, quien debió acabar dentro. Me excité inmediatamente, me acerqué despacio, tratando de no hacer movimientos bruscos para no despertarlos, querÃa probar su vagina, llena de fluidos. Acerqué con cautela mi lengua, y empecé de a poco a degustar aquel manjar en medio de sus piernas, me desesperaba y me ponÃa ansioso las ganas de probar toda su vagina, de meter mi lengua hasta el fondo, de limpiar los rastros de semen y lubricación que veÃa, mi esposa se despertó, mi miró y me hizo un gesto de que no haga ruido, abrió sus piernas ligeramente, y empecé a lengüetear aquella vulva, ahora expuesta, lo hacÃa con calma, cual novios que tienen sexo a escondidas en una casa con amigos, metà mi lengua hasta el fondo, diablos, como me encendÃa saborearla, e imaginar que Alex la habÃa llenado de semen, y que prácticamente me estaba comiendo su leche. Mi esposa empezó suavemente a gemir, se dio vuelta, dando su espalda a Alex, y me dijo que me querÃa chupar mi verga, que hasta ese momento apenas la habÃa rosado con sus manos o sus pies, nos pusimos invertidos de pies a cabeza y empezamos un exquisito 69, lamÃa sus muslos, lamÃa su vagina Carla me chupaba en pene y me succionaba los huevos, práctica que me causa un ligero dolor, pero mucha excitación, me preguntó en baja voz: ¿te gusta lo que estás probando? ¿Te gusta el sabor de mi vagina con leche de otro?
Aquella pregunta me perturbó un poco, estaba viviendo cuál más fantasÃa cuckold que habÃa visto en alguna pelÃcula, pero esta vez mi esposa era la hotwife, y yo estaba haciendo el papel de un buen cornudo. Le respondà un cortó si, y acoté: me encanta el sabor que tiene tu vagina en éste momento, dejó de chupar mi verga un momento y me apretó con sus piernas mi cabeza, y empujándome con sus manos más hacÃa su vagina me dijo: quiero que no te detengas, sólo tú sabes cómo me gusta que se coman mi chucha. Con aquello habré seguido encantado saboreando aquellos fluidos por más de quince minutos, ella habÃa dejado de chupar mi verga, poco a poco empezaba a notar como Alex se comenzaba a moverse. Le dije a mi esposa: te lo quiero meter, y acto seguido levantó su pierna, arqueándose aún más, invitándome a entrar de una vez. Entré suave, que insólito ahora recordarlo, prácticamente me estaba comiendo a mi mujer a escondidas, por no despertar a mi amigo.
No habrán pasado más de 5 minutos y Alex despertó, yo estaba penetrando a mi esposa de frente, mientras ella le daba la espalda, noté como su verga flácida empezaba a ponerse de poco erecta, nos observó por algunos minutos y nos preguntó si no habÃa problema en unÃrsenos, a lo que naturalmente le respondimos que no habÃa inconveniente. Alex se volteó y empezó a besar a mi esposa por el cuello, eso la hizo soltar un suave suspiro, veÃa como lamÃa el dorso de su oreja mientras con sus manos acariciaba sus muslos y su trasero, mi esposa se le apegaba, rozando su culo. En ese momento Alex se levantó y se recostó al contrario, empezó a lamer su culo, mientras yo la penetraba, lo hacÃa con unas ganas fervientes, era ver como prácticamente se metÃa con su nariz y lengua en el culo de mi esposa, luego empezó a meter un dedo, todo esto mientras yo seguÃa entrando y saliendo, aquello me desconcertó por un momento, ver a mi esposa plácidamente dejarse manipular el ojete de su culo, me tenÃa sorprendido no escuchar de ella más que gemidos y nada de reclamos, más bien lo contrario, una postura totalmente sumisa y permisiva, algo que conmigo no duraba más de unos instantes, exceptuando aquellas pocas veces que habÃamos intentado en serio practicar el sexo anal. No dije nada y seguà penetrándola, asombrado y atónito.
Alex introdujo otro dedo, y Carla seguÃa como si nada, pero lo que continuó fue el tope de mi asombro. Alex le preguntó directamente a Carla si podÃa entrar, a lo que ella contestó que deje de perder tiempo, que querÃa sentirnos a los dos al mismo tiempo; y sin más, Alex se la mandó por su culo. No me encontraba en la mejor ubicación para ver toda la escena en primer plano, pero noté como se acomodaba de a poco, y la muy arrecha de mi mujer se esforzaba por buscar la posición donde mi verga y la de Alex puedan entrar de una sola vez. ¡Y lo logró!
Maldita escena viene a mi mente y se me pone firme inmediatamente la verga de solo recordarlo. Alex la penetraba, y yo también. Carla me besaba, y volteaba su cuello para besarlo a Alex también. Empezó a gemir mas y más, me dijo, quiero que me penetres por completo, ¡métemelo todo! Como si hubiese tenido algún centÃmetro de pene que me hubiese estado guardando para este momento jajaja. Le dije a Carla que querÃa ponerla en cuatro, e inmediatamente lo empujó a Alex sobre la cama, se montó encima de él, y levantando ese culo exquisito me dijo: quiero que me claves esa verga tuya en mi culo ahora mi amor. Esa frase me encendió aún más de lo que ya estaba, contemplaba ese gran culo, como que si pudiera comérmelo a mordidas, ansioso de ya entrar, y a la vez con ganas de saborearlo.
Le iba a con furia, en parte estaba algo molesto que mi amigo haya entrado al culo de mi esposa primero, y que la muy puta se lo habÃa dado prácticamente en bandeja de plata. Pero fui sutil al inicio, acaricie ese trasero, coloqué mi verga en la entrada de su culo, abierto y depilado, y empecé a entrar de a poco. Luego de acomodarnos brevemente, estábamos los dos entrando en mi esposa, ella montaba sobre Alex, y yo montado sobre ella. Gritaba como desesperada, le dije que bajara un poco la voz, que quizás los vecinos nos escucharÃan, y me dijo NO me importa que sepan lo rico que me están dando verga. Yo le daba nalgadas, le apretaba el culo como nunca, alcanzaba a ver como Alex tenÃa esas tetas una por una, sorteándolas en su boca, mientras nuestros testÃculos de a momentos se rozaban, yo estaba ya por acabar, aquel culo apretado me tenÃa sintiendo a tope cada vez que penetraba. Le dije que se volteara, que querÃa verla de frente mientras la penetraba, aquello me dio el pequeño descanso que ya necesitaba para no acabar de inmediato. Alex aún sobre la cama, solo mantuvo la misma posición, mi esposa sobre él, ahora de espaldas, abrió sus piernas exponiéndome su vulva, pero le aclaré que lo que querÃa era ver su linda cara de puta mientras le daba por su culo, se mordió los labios y me dijo: hazlo de una vez. Alex la tenÃa abrazada por los senos, agarrada bien fuerte para que no se moviera, y yo mientras encantado veÃa su carita, colocando nuevamente mi verga en la entrada de su culo, y ella quejándose cada vez que entraba por su culo en esa posición. Me dijo: quiero que lo derrames todo dentro, y sin poder contenerme más, asà lo hice. Vacié por completo todo el semen que tenÃa guardado, y lo dejé en su culo hasta que poco a poco empezó a ponerse flácido, y hasta que finalmente se salió por su cuenta. Mi leche se habÃa quedado dentro, me abrà un poco de ella, y le di un beso a los cachetes de sus nalgas. Luego ella se puso encima de Alex en posición de reverse cowgirl, metió la verga de Alex por su vagina, mientras yo chupaba sus deliciosos senos, y me acomodaba para poder besarla, ella se sacudió de tal manera que Alex tampoco tardó tanto en venirse dentro de ella. Se levantó, y sentó su vagina sobre la cara de Alex, y le dijo: es tu turno de limpiarme. Aquello no lo podÃa creer! Que habÃa pasado el dÃa anterior que Carla estaba tan liberal, pese a todo lo que ya habÃamos hecho la noche anterior, aún me costaba asimilar el comportamiento que estaba teniendo.
Alex la lamió por un momento y le dijo: creo que ya limpié suficiente, y todos nos reÃmos. Quedamos en que era hora de ya ir a desayunar asà que nos fuimos a bañar Carla y yo, mientras Alex fue a bañarse al baño de visitas. Desayunamos, y después de conversar un poco más con Alex, nos despedimos, ya que ya debÃamos ir a recoger a mi hija.
Camino a la casa de mis suegros no pude contenerme más, y le dije a Carla que me contara lo que habÃa pasado en la madrugada, ya que me habÃa quedado dormido. Me dijo lo siguiente:
Empezamos con caricias y besos, lo hicimos por un buen tiempo vaginal, y luego recostados de espaldas, Alex empezó a manipular mi ano, con saliva y nuestra lubricación natural, empezó a meter sus dedos, luego iba a bajar a lamer mi culo, pero yo no querÃa, y ahà me dijo: quiero que me des algo que no le des a tu marido, quiero que me entregues ese culo a mÃ, estaba tan excitada en ese momento que no pensé realmente lo que Alex me decÃa, solo le dije que siguiera, y empezó a lamer mi culo de una manera que realmente me encendió. De susurraba al odio que querÃa partirme el culo, que sabÃa que por el culo no lo hacÃa, y que irÃa despacio, pero que me aseguraba que me iba a gustar. Le dije que ya lo habÃa intentado antes, pero no terminaban las cosas bien. Me dijo que él me lo iba a hacer de manera que me iba a encantar, y que si sólo lo habÃa intentado contigo, no pueda asegurar que no me podrÃa gustar. Le dije que no dijera más y que sólo lo hiciera. Sacó su lengua de mi culo, y se puso junto a mà en posición fetal… Empezó a introducir nuevamente sus dedos, esta vez con más facilidad que antes, la saliva tenÃa mi culo bien lubricado, sacó sus dedos y empezó a meter su verga, primero despacio, la cabeza, la sentà toda, me hacÃa sudar cada vez que avanzaba un poco más, pero yo mismo no me reconocÃa, sólo querÃa que de una vez por todas me la metiera, realmente deseaba sentir su verga en mi culo, y poco a poco la metió cada vez más hasta que ya la tenÃa toda adentro. Empezó a bombear, y yo sentÃa que me desmayaba a la vez que tanto gozaba. Siguió por varios minutos más y de repente me dijo: ya voy a acabar, te voy a dejar ese culo lleno. Ni siquiera me dijo algo más, y de pronto se tendió sobre la cama, diciéndome que mi culo era demasiado apretado, que no pudo contenerse más. No lo podÃa creer, Alex me habÃa dado por el culo y ni siquiera me enteré cuando acabó. Terminó haciéndome un oral, que me calmó un poco más, pero realmente me habÃa quedado con las ganas. Asà que cuando llegaste en la mañana, viniste en el momento perfecto para poder saciar las ganas de lo que me habÃa quedado el dÃa anterior.
Con todo lo que me contó Carla mi verga estaba nuevamente tiesa, más que enojo, tenÃa ganas de metérselo de nuevo, pero ya tenÃamos que ir por nuestra hija. Le dije que me querÃa volver a comer ese culo, que me encantó que me lo hubiese dado, y que en adelante iba a disfrutar comerme ese culo.
Y asà terminó nuestra aventura de fin de año. Les pido disculpas por recién terminar el relato, he estado bien ocupado de trabajo, pero enhorabuena tenÃa el borrador hecho para no olvidar los detalles. Hemos seguido con una vida sexual espectacular, no hemos vuelto a compartir con Alex, pero considero que tampoco nos ha hecho falta. Espero luego tener más experiencias que contarles. Hasta una próxima.
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